La sociedad de consumo exige sacrificios por una necesidad… ambición de poseer, notoriedad y posición.
Nuestra filosofía de trabajo va muchísimo más allá…nuestro diferencial: convicciones, motivación, somos la brújula que indica el norte.
El ingrediente que nos permite transformar el pensamiento y la creatividad en trabajo es nuestra motivación.
Si tuviéramos que definir el trabajo responderíamos así: vocación, cariño, constancia y permanente inquietud por mejorar. Inquietos, inconformistas, expeditivos, visuales y capaces; cuando alguien nos pregunta, un mago nace o se hace.
Somos profesionales, y al mismo tiempo guardianes de un gran tesoro: la capacidad de ilusionar; de todos los conceptos este es el más inocente pero el más importante.
Nos desarrollamos evolucionando la transformación de la energía. Transformamos el pensamiento en creatividad; ¿cuál es la frontera entre ambos?, ¿La agilidad mental?, ¿un coeficiente intelectual superior?, no. El cariño, la ilusión, la constancia, llámalo trabajo, cara a la galería, pero en realidad es un recreo. ILUSIÓN.
No tenemos que demostrar fuerza ante nadie, el poder de las ideas se plasma en nuestras obras.
Pero vamos aún más allá; forzamos el concepto de creatividad e INVENTAMOS UN MERCADO, es decir inventamos algo que no existe; nos diferenciamos del resto, marcamos tendencia.
Así es el juego. Y la justificación es Hybrid Stein, Maestro energético que crea.